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Cuando me encontraba haciendo mi primer taller en la Fundación Corriente Cálida Humanística, en el mes de octubre 2009, me mostraron un video sobre la cruzada que habían realizado
antes en Salta, y ahí entendí que no
podía seguir viviendo al margen de lo que soportaban esas personas dentro de mi
país. Entonces me puse a disposición de la Fundación
Corriente Cálida Humanística para ser parte de la misión y visión de vida por la que tanto
trabajan, y a hacer lo necesario para viajar en
alguna de las próximas cruzadas.
Finalmente, después de varios días de
preparativos y de juntar donaciones, un
domingo por la tarde fuimos citados para empezar con la carga de los camiones, la
predisposición de toda la Fundación
Corriente Cálida Humanística era tanta , que en pocas horas teníamos todo listo para salir en la caravana. Todo
dispuesto, empezó el viaje desde Morón
pasada la medianoche, Cristina Sanchez,
María, Julietta, Inés, Juan Pablo, Agustín, Claudio, Leonardo, y yo.
Después
de largas 36 horas de viaje, llegamos a Comandancia Frías, a donde teníamos que
esperar al resto para iniciar nuestra tarea. Alli también se sumaron Hugo y
Corina, colaboradores del Chaco. A la mañana siguiente partimos en camiones y
vehículos a nuestra primer tarea: entregar las donaciones en Fortín Belgrano, a
donde llegamos alrededor del mediodía. Cristina
Sanchez se reunió con el cacique de la comunidad y nos indicó como comenzar
a preparar las donaciones para poder entregarlas a cada familia. Otra vez fue
necesario dividir al grupo en dos, uno debería custodiar a los camiones que
partieron para El Tartagal durmiendo dentro de ellos o en las camionetas, y el
resto volvimos a Comandancia Frías con la consigna de llegar al punto de
reunión a las 7hs. del día siguiente para recomenzar la tarea de distribución.
A la hora señalada por Cristina Sanchez,
los voluntarios estábamos listos para iniciar las tareas, haciendo el análisis
de lo que podíamos entregar en proporción con las familias del lugar. Cristina Sanchez, llamaba a cada
familia, recibiendo a los integrantes con un beso, y luego hacia entrega de la
ropa a cada integrante familiar, después debían pasar por la parte de alimentos, y recibían
harina, grasa, aceite, fideos, polenta, yerba, azúcar, arroz, galletitas,
budines. En las largas filas donde esperaban su turno, era imposible no detenerse
en el rostro de cada poblador: eran la imagen viva de alguien derrotado, de
aquel que no espera nada de su futuro; por ejemplo cuando se les preguntaba por
su nombre, que es uno de los atributos que todos aprendemos a decir de
chiquitos, apenas si lo balbuceaban, como si le costara, como si les diera
vergüenza de ser…
Cuando
finalizaron las tareas, el grupo volvió a dividirse, uno nuevamente siguiendo a
los camiones hasta Tres Pozos y el otro
grupo volvió a Comandancia Frías. Todos estábamos dispuestos a continuar con la
entrega de alimentos a las 7hs. del día siguiente, y durante todo el dia
trabajamos sin parar. Armamos el campamento a orillas del Río Teuco. Leo y
Claudio, para entretener a los chicos, armaron barriletes y los remontaban
seguidos por todos, verlos reír nos provocó una alegría emocionante. Cada tanto
repartíamos, alfajores y galletitas en largas colas de niños que ordenadamente
recibían esos regalitos.
Para
la próxima cruzada nos dispondremos a seguir entregando nuestro mensaje por una
mejor calidad y visión de vida,
otorgando todo nuestro ser para hacer la diferencia en aquellos que realmente
nos necesitan, tal cual reza la visión
de vida que con la Fundación
Corriente Cálida Humanística buscamos difundir …. Sin vacilación, con el corazón en la mano y listos a ir por
mas, allí estaremos!!